"FONTCALENT"

EL GRUPO DE TEATRO MAQUEDA EN EL PSIQUIÁTRICO DE LA CARCEL DE FONTCALENT (ALICANTE)

        El pasado 20 de septiembre de 2008, sábado, a las once de la mañana y con motivo de las fiestas de la Mercé, patrona de la institución; fuimos invitados a la misma y en el Salón de Actos representamos durante una hora las cuatros escenas de La muñeca de silicona de Stella Manaut, intercalando en las pausas 2 monólogos para un personaje de  Rafael Mendizábal (La binguera y La limpia) y otro de dos (La niña probeta) también de Stella Manaut. El aforo de la sala era para 150 personas y casi siempre estuvo lleno. El uso de esta expresión es porque alguno de los asistentes salían o entraban en determinados momentos. La mayoría no cesó de reír y de aplaudir. Los espectadores eran en su mayoría hombres, pero también mujeres que algunas habían participado en talleres de teatro. Era curioso ver la espontaneidad con que participaban y exclamaciones que hacían. Los educadores del centro nos atendieron muy bien y después pudimos departir con algunos internos: unos habían elaborado el programa de actos de esa semana, otros estaban ayudando en el sonido,  música, luces, traslado de atrezzo... en resumen una experiencia muy bonita en la que hemos participado:

     Ana Reyes Guerrero y Joaquín Cerdán  en "La mujer de silicona"

     Marisa Olivares y José Vicente López en "La niña probeta"

     Azahara Santamaría y Marisa Cerdán en los monólogos "La limpia" y "La binguera"

     Carlos Castelló y Pepe Alcolea en decorados y asistencia

     Francisco Bonmatí en la dirección

       Esta experiencia que en un principio nos preocupó y nos creó cierta inquietud la hemos evaluado como muy positiva y nos gustaría poderla repetir. Es obvio que este tipo de espectadores no es al que estamos acostumbrados a representar, pero nos ha hecho ver el valor de comunicación que tiene el teatro y que puede llegar a todas partes. Estos espectadores se fijan mucho en la plasticidad y gestualidad, el lenguaje debe ser fácil y sobre manera les gusta participar. No son meros espectadores son partícipes de sus vivencias.

          Marisa Olivares Granero:

       Después de tanto miedo y nervios ha merecido la pena vivir la experiencia.

       Desde que me propusieron el formar parte de esta aventura, me hizo mucha ilusión; dije sí a la primera y me sentí muy privilegiada de poder visitar “La Cárcel” por dentro.

       Conforme se acercaba la fecha, las risas  y el cachondeo no faltaban en cada uno de los ensayos, imaginándonos lo que allí nos íbamos a encontrar; yo, personalmente no estaba nerviosa, quería que llegara el momento, no veía peligro ni tenía miedo.

       Una mañana, a principios de la semana en la que íbamos a actuar, al poner la tele la 1ª noticia que veo es un motín en una cárcel en Tijuana (México). ¡Que fuerte! a 4 días de ir nosotros a Fontcalent; pero no queda ahí la cosa, que en menos de 72 horas hubo otro motín en la misma prisión ¡lo que faltaba!.

       Lo comentamos en los ensayos y fue la guinda que faltaba; si ya de por sí el “miedo”  y el  “nerviosismo” se habían apoderado de más de uno, esto sólo hizo que agravarlo un poco más. El comentario que más me llegó, y a partir de ahí ya si que estuve muy intranquila fue cuando alguien dijo “Han  hecho un programa de actividades, saben que vamos, ¿Quién dice que no tengan un motín preparado para ese día y nos cojan a nosotros como rehenes?

       ¡Y llegó el gran día!. Un coche detrás de otro camino del “Centro Psiquiátrico Penitenciario Fontcalent”; sabíamos que entrar íbamos a entrar, pero ¿y salir?

       Una vez en la puerta, mi corazón ya no podía más de los nervios, entregamos el D.N.I., y se abrió la primera valla, ¡ya estábamos dentro!; unos presos nos ayudaron a descargar el furgón y nos dirigimos hasta el salón donde íbamos a hacer la representación; hasta llegar allí fuimos pasando por varios pasillos exteriores, a mi me dio la sensación de estar paseando por los interiores de una urbanización “muy grande”, con sus zonas ajardinadas, donde pudimos ver, bastante de cerca, a los presos “mas profundos”.

       La representación estuvo genial; yo, personalmente, me lo pasé muy bien. Después de que Joaquín y Ana Reyes hicieron su primera escena y vi la reacción de los “espectadores” me relajé y disfruté un montón; sobre todo de ver como se comportaban según la escena; ellos iban a su rollo, cuando querían se levantaban, hablaban, se reían, aplaudían.

       Y una vez fuera, no faltaron las bromas a los familiares que unos se creyeron más que otros.

       Me encantó la experiencia, y una vez ya vivida, digo, que no me importaría volver a repetirla.

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La Limpia

   Reparto

Azahara Santamaría

José Vicente López

Marisa Cerdán

Joaquín Cerdán